jueves, 21 de febrero de 2013

Time in our faces (Keith Richards)



Hace unos meses, una tal Lauren White, en una venta de bienes de algún embargo a las afueras de Los Ángeles, se hizo con una caja que contenía cuarenta y tres fotos a color de los integrantes de los Rolling Stones descansando en la piscina de un motel californiano, al final de su primera gira norteamericana, en mayo de 1965. No se ha identificado todavía al fotógrafo (o fotógrafa, porque White barrunta que pudo ser la novieta que tuviera Brian Jones por aquel entonces) pero sí el lugar (el Country Motor Lodge, en Savannah, Georgia) porque la misma piscina aparece en unas fotografías tomadas también en esas fechas por Bob Bonis. En la imagen de la izquierda Keith tiene 21 años.

La segunda foto foto es de cuarenta y seis años después (el 7 de mayo de 2011), en el fiestorro que organizó la Disney en Disneyland, California, para la presentación de la cuarta entrega de "Piratas del Caribe", en la que actúa el guitarrista. Si el Keith de 21 años se hubiera topado con el que iba a ser con 67, ¿se habría reconocido?
   

 Que cada quien valore a su gusto cómo ha envejecido el "chico malo" (aunque más es la fama que la realidad). Lo cierto es que siempre ha gustado a mujeres guapas; al menos muy guapas son las dos parejas estables que ha tenido. La de la primera foto, tomada en mayo de 1971 en el festival de cine de Cannes (él 27, ella 26), es Anita Pallenberg con quien convivió desde el 67 al 79 y madre de sus dos hijos mayores y luego, estando ya con Richards, dicen los rumores (ella siempre lo negó) que se enrolló con Jagger durante la filmación de Performance, película presentada en su momento casi como una obra de arte rupturista y que en mi opinión no vale demasiado. En la foto de la derecha aparece su actual mujer, Patti Hansen, con quien se casó en diciembre del 83, el día de su cuadragésimo cumpleaños. En la imagen, tomada en Anaheim en mayo de 2007, Keith tiene 64 años y ella ¡51! (y en fotos recientes, con cincuenta y seis tacos largos, está igual o más guapa).

   
Hate it when you leave - Keith Richards (Main Offender, 1992)

4 comentarios:

  1. Eres políedrico, y tu multifacetismo hace que una de tus aficiones, algo sorpredente, sea la de fan fatal, gusto por los mitos modernos y esas cosas. Sus chicas están muy bien, salvo los banqueros y brocquer que van con cortesanas de lujo, yo creo que cada cuál tiene a su lado las mujeres que se merece, aunque eso sea inmodesto por mi parte, dado quien etá juntoa mí. Al chico malo le gustan guapas, jóvenes y con aire de broceado campero o playero

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  2. Más que mis facetas, yo diría que las múltiples son mis aficiones; ya me gustaría a mí (o quizá no) ser más poliédrico, pero, psicológicamente hablando, son muy simple. Creo también que yerras al calificarme de mitómano (y menos "moderno"), que pienso que deriva de que extrapolas mi gusto por el rock. En todo caso, te aclaro que el origen de este post viene de una recurrente (y morbosa, en el mal sentido de la palabra) obsesión personal por el paso del tiempo. El otro día me dio por ponerme a ver viejas fotos, registros congelados de imágenes de mi vida, y comparar las apariencias de mis amigos y la mía propia de hace treinta años (veinteañeros) con las que ahora tenemos, y volver a sorprenderme (tontamente, ya lo sé) por las diferencias de la magnitud de los cambios entre unos y otros. Me preguntaba viendo algunas fotos de los que más han (hemos, creo) cambiado de apariencia si en la actual puede descubrirse la del chaval que fuimos. En fin, boberías mías. Escoger a Keith Richards (quien ciertamente me cae bastante bien y, sobre todo, me gusta mucho como músico) fue simplemente para insinuar en este blog este estupor mío con un ejemplo de todos conocidos. De hecho, creo que haré más posts en esta línea.

    DE otra parte, en el terreno del cotilleo del corazón, te diré que Richards ha sido de lo más modosito en cuanto a "sus" mujeres, sobre todo si se le compara con su ex-compañero Wyman. Que le gusten guapas no es demasiado original por su parte, y en cuanto a jóvenes pues no tanto: su primera chica era apenas medio año menor que él y cuando se casó con la actual, ésta tenía 27, ciertamente jovencita para él con 40 tacos, pero tampoco doce años y tres meses son una diferencia de edad escandalosa. Lo que pasa es que esta Patti se conserva de vicio a sus cincuenta y seis (no así su primera mujer, que para mi gusto era mucho más guapa en su veintena, y ahora, rozando los setenta, está bastante ajada). Lo que me lleva, de paso, a pensar que en estas reflexiones mías sobre las huellas del tiempo en nuestros cuerpos debo tener en cuenta la posible manipulación quirúrgica.

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  3. A propósito, "bróker", con k y acentuada, parece que va a ser admitida como palabra en el DRAE (aparece en la página web como "avance" de la vigésima tercera edición. Como suele ocurrirme con tus lapsus teclae,me parece un brillante hallazgo el término "brocquer" con el que, imagino, quieres referirte a ese grupo tan concurrido de intermediarios financieros aficionados a la poesía romántica, que recitan con tierna entonación a jovencitas consiguiendo, gracias a ello, enamorarlas.

    Ah, y me olvidaba decirte que en lo que sí estoy de acuerdo contigo es en que "cada cual tiene a su lado las mujeres que se merece", de lo que derivo que también se queda sin las que no sabe merecer.

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  4. Es evidente -y aquí se demuestra- que no es habitual que una mujer escoja a un hombre por su físico porque KR no es evidentemente un bombóm. He de añadir que el físico no es garantía de nada aunque sí que es cierto que a partir de cierta edad uno es responsable de su rostro. La edad embellece a muchos hombres y mujeres que no decían nada durante su veintena y, al revés, aquellos guapos veinteañeros ahora son bastante mediocres físicamente.
    Lo sé porque hace poco vi en un bar en Madrid al tío bueno del instituto- ya sabéis que Madrid es una ciudad pequeña en la que a menudo se dan estos encuentros- estaba gordo y calvo, ni pizca del atractivo de chupa de cuero de antes, pero nada, absolutamente nada. Me hice chiquitita detrás de la columna, nunca hablamos ni nada pero a mi me gustaba mucho, me ponía. Le observé discretamente, iba con su mujer o novia, otra chica de pelo larguísimo, teñida y rechoncha.
    Por otro lado creo que para estar guapo (físicamente) a los cincuenta tienes que haber estado muy bueno a los veinte.

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