sábado, 25 de marzo de 2017

Karen Dalton

Recordar a Karen Dalton, escuchar cantar a Karen Dalton, nada convoca con más dolor a la tristeza. Quizá por eso, a Karen Dalton nos la han olvidado. A mí (supongo que también a muchos otros) me la presentó Bob Dylan en el primer y único volumen (¿escribirá alguna vez la continuación?) de su autobiografía. Cuenta Bob su llegada a Nueva York en enero de 1961, en lo más crudo del invierno. Fue al Café Wha?, en la calle MacDougal, alguien le había hablado de Fred Neil. Allí empezó a cantar, a tocar la guitarra, la armónica; allí coincidió con Karen: “Mi artista favorita del lugar era Karen Dalton, que cantaba temas de blues acompañándose con la guitarra. Era alta, desgarbada, intensa, cálida y sensual … Su voz me recordaba la de Billie Holiday y tocaba la guitarra como Jimmy Reed, con todo lo que eso implicaba. Canté con ella un par de veces”. Vale Bob, pero pronto perderías el contacto, me da la impresión; conseguiste un contrato con Columbia en el 61, tu carrera se disparó, al fin y al cabo desde muy pipiolo sabías que querías ser famoso. Karen quizá no lo deseaba o no supo cómo hacerlo. Solo grabó dos álbumes, y mucho después de esos días inaugurales, en el 69 y en el 71, ya treinteañera.

  
In the evening - Karen Dalton (It's so hard to tell who's going to love you the best, 1969)

Karen nació en 1937 en Enid, una ciudad pequeña de Oklahoma, en el medio de las grandes llanuras, tierra de cereal (a Enid la llaman la capital del trigo). Su apellido de nacimiento era Cariker y se dice que tenía sangre cherokee, aunque este dato, como la mayoría de los escasos con los que se esbozan sus biografías, dispersos e inconexos, es discutible. La leyenda de esos años oscuros habla de una familia proletaria, de una afición temprana por la música, por el blues sobre todo, de dos hombres antes de los veintiuno, de dos hijos (el primero, Johnny, lo tuvo a los quince; la segunda, Abraly, con 17). Sabemos que en 1961 ya llevaba algún tiempo en la Gran Manzana, pero no cuándo emigró hacia el Este, huyendo de la aridez de Oklahoma, para llevar el folk profundo a los cafés del Village: digamos que muy a finales de los cincuenta (en el momento de transición entre el beat y el folk). Era una mujer en un mundo de hombres (debemos citar a Judy Collins y a Joan Baez, pero son de orígenes tan distintos que no cabe asociarlas, resultan muy ajenas), que cantaba demasiado blues para los folkies, pero era demasiado folk para los bluesmen.

  
It hurts me too - Karen Dalton (It's so hard to tell who's going to love you the best, 1969)

En esos tiempos apoteósicos del folk la acompañaba Richard Tucker, un tipo que la admiraba desde que la vio cantar en un local de la calle Bleecker. Tucker, hace unos años, la evocaba como una mujer insegura, frágil. Juntos hicieron varios viajes desde Nueva York a California, con paradas intermedias en Indiana y Colorado. Además de Dylan, muchos otros quedaron prendados de esa mujer que lloraba el folk como si fuera blues: Ramblin’ Jack Elliott, un David Crosby anterior a los Byrds, y sobre todo Tim Hardin, otra de las figuras trágicas de aquel folk sesentero. A Karen la querían y la respetaban, la veían como una mujer protectora de sus amigos, “Dulce madre K.D.”, la llamaban. Sin embargo, no llegaba a encajar en el negocio; tal vez tampoco ella lo quería. Lo cierto es que los dos únicos discos que publicó en vida fueron tardíos: el primero , It's So Hard to Tell Who's Going to Love You the Best, en 1969; el segundo, In my Own Time, en 1971. Su hija, en una entrevista de hace pocos años, comenta que Karen no soportaba las reglas de las discográficas, que prefería ir a su aire. Escuchando ahora esos discos uno pensaría que fueron anteriores, que no corresponden a esos años en los que el folk había derivado hacia la psicodelia. Pero no KD, anclada en la tristeza rural que, aún en Nueva York o en California, la anclaba a las infinitas llanuras de Oklahoma, a la tradición de la América profunda. Esos dos álbumes son un repertorio de canciones de otros (Jelly Roll Morton, Booker T. Jones, Paul Butterfield, el propio Tim Hardin) en cuya voz, tan peculiar, sonaban como absolutamente propios (en 2015 se editó un libro en el que cantantes actuales interpretaban poemas de Karen que ella nunca cantó).

  
Something on your mind - Karen Dalton (In my Own Time, 1971)

Naturalmente habría que referirse a las drogas, parece que peaje inexcusable de aquellos tiempos y aquellos ambientes. Alcohol y caballo (los wild horses en los que cabalgarían tantos, casi todos, durante la que ahora se recuerda como década feliz aunque no lo fuera en absoluto), desde los primeros años neoyorkinos. La droga que fue acogiéndola cada vez más a fondo, ocultándola y aislándola. De hecho, poco se sabe de su vida a partir de los setenta, de las más de dos décadas que pasaron hasta su muerte, el 19 de marzo de 1993, con cincuenta y cinco años. Se dice que se arrastraba por las calles de Manhattan, una más de los homeless neoyorkinos, que tenía sida, que murió de sobredosis. Lo que sabemos es que hasta sus últimos días contó con el apoyo (al menos ocasional) de un amigo de los primeros años del Greenwich, Peter Walker, un guitarrista de folk. En 2014, Walker publicó un libro de poemas de su amiga difunta; once de ellos han sido convertidos en canciones que interpretan once magníficas mujeres en un disco publicado en 2015 (Remembering Mountains-Unheard Songs By Karen Dalton). Más de un decenio después de su muerte, muy discretamente comenzó a recordarse a Karen. Probablemente, el primero en hacerlo fue Dylan, como ya he mencionado. Pero poco después, en 2006, Nick Cave afirmó que en los Bad Seeds todos eran apasionados admiradores de la Dalton. Por esas fechas se reeditaron los dos únicos discos que publicó en vida y a continuación algunos más: un concierto de 1962, grabaciones caseras, descartes … Pero pese a su redescubrimiento, a los encendidos elogios (demasiado tardíos) de especialistas musicales, a las inevitables comparaciones con Billie Holiday, creo que Karen Dalton sigue siendo muy desconocida. Y es que, escucharla (pero escucharla con la atención y dedicación con que debe hacerse) es una prueba dura, dolorosa casi.

  
Katie cruel - Karen Dalton (In my Own Time, 1971)

3 comentarios:

  1. Has escrito un recuerdo magnífico.
    A mí también me la presentó Dylan. "Katie Cruel" es una de sus canciones que más he escuchado (y por lo que sabemos de su intérprete, bien podría ser autobiográfica).
    Aquí hay otro texto muy interesante sobre ella:
    http://rockrodriland.blogspot.fr/search?q=karen+dalton

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    1. En efecto, un artículo muy interesante; gracias. Este fin de semana he estado escuchando varias veces los dos discos de Karen y, como digo, es una experiencia dura. Más el primero que el segundo que resulta algo más "potable" (no quiero escribir "comercial"); incluso tiene algún tema alegre, como "How sweet it is". En todo caso, una pena que no grabara más discos, que tuviera una vida tan dura, que no sobreviviera ...

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  2. Me alegro de que te haya gustado. Si tienes problemas en conseguir sus discos, no dudes en pedírmelos.

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